Carta de Luis Alfonso Morey a sus hijos
San Isidro, 19 de Septiembre de 2010
Queridos Briana, Illari & Alexandro:
Si me ven en trajines y algo ausente es porque me he embarcado en un proyecto político para cambiar las cosas. Quizás Ustedes no lo entiendan ahora, cuando los juegos y el colegio son los que definen su mundo en la simplicidad, pero más allá del colegio y los juegos hay un universo en el que la pobreza, la inseguridad, la incertidumbre y la desesperanza reinan sin paz.
Hay quienes, simplemente pasan sin ver y hay quienes se agitan sin pasión. Para su padre, al contrario, la política es una batalla para que la gente sea un poco feliz, para que al viejo, al niño, a la mujer y al hombre les gane la esperanza y les alcance un destino mejor. Por eso me ven atareado, en la dura lucha por ganar. Este no es un juego ni un apasionamiento pasajero, sino un viejo "compromiso". Con los años conocerán esta palabra y medirán la intensidad de mi sueño. En este sueño me acompaña su madre, quien, con amor infinito, los llena a ustedes y a mí de esa energía vital.
¿Y en qué creo? En la libertad que es el resorte de todos los éxitos, en la seguridad de que los padres esperarán a sus hijos en las noches sin la luz prendida, en la certeza del joven que encontró una senda por fin, en la serenidad de quien sabe que no será asaltado, en la plenitud del viejo que se siente realizado, en la complacencia del hombre que camina una calle mejor, en la calma del ciudadano que sabe que al lado no le aplastarán la casa ni le taparán la vista con una muralla.
Para que la gente transite por esas alamedas de esperanza existen los gobiernos y también, por lo que ahora me toca, los alcaldes. Quiero ser alcalde de San Isidro porque creo que puedo cambiar las cosas y para que cuando a ustedes, que ahora son pequeños, les toque caminar por estas calles y avenidas, se les agolpe de pronto en la memoria esta carta que su padre les escribió una mañana de Septiembre y puedan decir, muy henchidos de memoria, "mi padre fue el mejor alcalde de San Isidro...él cambió las cosas".
Esa es la mejor herencia que un padre puede dejarle a sus hijos, la del magisterio del ejemplo y de la buena política.
Los quiere,
Papá